sábado, 18 de julio de 2009

CARTA DOCUMENTO DEL DR. DANIEL E. GILIBERT A ROSA MARÍA JUANA MARTÍNEZ


Carta documento a la Sra. Mirtha Legrand:

Para pensar en lo que trasmiten los medios...
Que los medios no golpeen las puertas de los cuarteles.
Defendamos todos los días nuestro derecho a vivir en DEMOCRACIA.


no-me-interesa-honduras.JPGMe dirijo a usted, en mi carácter de simple ciudadano, para solicitarle tenga a bien aclarar —o rectificar— algunas opiniones que vertiera la semana pasada, en su programa televisivo difundido por Canal América, con relación a la situación Política que está viviendo la hermana República de Honduras.

Muchos argentinos tuvieron la posibilidad de verla y escucharla decir, señora, que “no le importaba para nada lo que ocurría en ese país hermano”. Desde luego que soy respetuoso de las opiniones de todos, incluyendo obviamente la suya, pero ello no impide tener presente que el simple uso de la palabra puede resultar agraviante e inclusive llegar al extremo de constituir un delito penal, como lo prueba la existencia de los delitos de calumnias e injurias previstos en nuestra legislación. Lo dicho es al solo efecto de dejar en claro que el uso de la libertad que ejercemos al expresarnos —ya sea para decir lo primero que se nos viene a la cabeza o una firmación previamente meditada—, puede tener consecuencias jurídicas.

Mucho más aún cuando son proferidas por personas ampliamente conocidas como es su caso, y por medios masivos de comunicación que llegan a millones de personas. En este caso, usted expresó —y volvió a ratificarlo un par de días más tarde en su mismo programa y ante otro panel de invitados— que “no le importa lo que ocurre en la República de Honduras”, mientras que la comunidad internacional, los organismos internacionales y la opinión pública en general coinciden en afirmar que el Presidente Zelaya, de Honduras, elegido en forma absolutamente democrática, fue derrocado por un golpe cívico-militar.

Sentí vergüenza ajena al escuchar sus palabras, así como una profunda desazón por la actitud de los invitados al programa ese día -todos ellos políticos que el día anterior habían sido votados por muchos argentinos-, quienes, como toda respuesta, sonrieron ante su exabrupto, denotando al menos complicidad. Me pregunto, como argentino y latinoamericano, y le traslado la misma pregunta, si sus expresiones acerca de la realidad de Honduras ¿debemos tomarlas como una muestra de ignorancia acerca de la historia o -por el contrario- si fueron formuladas con pleno conocimiento de los hechos? Me gustaría creer que su opinión sobre el tema tiene como causa una profunda ignorancia de la historia. Sin embargo, no hace falta ser un experto, basta con ser algo curioso —usted da a entender que lo es— para entender sobre el proceso de formación de los países en el continente americano, y coincidir acerca de las causas que imposibilitaron constituir una patria grande, como soñaban San Martín y Bolívar. En esas mismas razones podemos encontrar las respuestas sobre la reiterada desestabilización e interrupción de procesos democráticos en los países latinoamericanos. Una triste y repetida historia de golpes de Estado, seguidos de cruentas dictaduras, torturas, genocidios y desaparición forzada de personas, dando por resultado todo tipo de violaciones a los derechos humanos.

Le anticipo y le ahorro, señora Legrand, la tentación de querer descalificar esta carta, apelando a categorías políticas nacidas en la Asamblea Legislativa de Francia en 1791, ya que la presente no tiene como sustento una cuestión puramente ideológica.

Cuando se viola la ley, cuando se desconoce la voluntad popular, cuando se derroca un presidente votado por la mayoría del pueblo, la condena a esos hechos no es ni de izquierda, ni de centro, ni de derecha. Es lo mismo que el encuadre legal sobre un Estado que secuestra, mata o hace desaparecer personas. Tales delitos son de lesa humanidad, cualquiera fuera la posición ideológica que cada uno sustente.

Harina de otro costal es que, en general, los reaccionarios tiendan a justificar tales aberraciones. La importancia que tiene preocuparnos sobre la suerte de los procesos democráticos en América Latina es la de construir un reaseguro para todos los pueblos del continente. O al menos, de quienes aspiramos a vivir en países donde la democracia no sea una mera formalidad, sino un instrumento de cambio para lograr sociedades más igualitarias, más justas y más libres. Si no hubiese existido esa preocupación por parte de varios mandatarios de la región, casi seguro que Evo Morales, el presidente de Bolivia, habría sido derrocado.

Bueno es recordar que dicho presidente fue elegido por la gran mayoría del pueblo boliviano. Mantener la democracia y la legitimidad de los gobiernos de nuestra América Latina no es una cuestión menor. De esa manera, entre otras cosas, honraremos a los miles y miles de muertos que lucharon por patrias más justas, más solidarias, contra la ignorancia, la pobreza y la desigualdad. Si nos desentendemos de la suerte que corren nuestros pueblos hermanos de Latinoamérica, ofenderemos además y muy gravemente al Padre de la Patria.

El sueño del General San Martín fue el de una América Latina unida, una Patria Grande. Se rehusó a pelear contra sus hermanos, pero ofreció volver a pelear cuando ingleses y franceses realizaron el bloqueo en el Río de la Plata, iniciado en 1845. Sería bueno intentar entonces, señora, ser coherentes. Y para ello, no creernos que resulta suficiente con ponerse la escarapela cada 17 de agosto, para demostrar qué tan argentinos nos sentimos ese día. Nuestro General San Martín seguramente estaría hoy peleando por la restitución del Presidente elegido por el pueblo hondureño y del lado de todos los Presidentes americanos que desean luchar por ese objetivo.

Espero que lo hasta aquí dicho la invite a interiorizarse un poco sobre la historia y la ayude a reflexionar sobre las opiniones que ha estado vertiendo públicamente durante estos días pasados.

Ahora bien, si nada de lo que expresara en esta carta constituyera una novedad para usted, de modo que sus opiniones sobre la grave situación de Honduras hubieren sido el fruto de una posición política tomada, entonces habré perdido en vano mi tiempo escribiendo estas líneas.

La saluda atentamente,

Daniel Eduardo Gilibert
Abogado
DNI. 14.340.109"

lunes, 13 de julio de 2009

POR QUÉ LA OPOSICIÓN LE PEGA A GUILLERMO MORENO? TODO LO QUE UD. NO SABÍA DEL INDEC LO PUEDE LEER EN ESTE INFORME DE RICARDO PATRICIO NATALUCCI.

DESPUÉS SE PODRÁ EXPLICAR POR QUÉ LA OPOSICIÓN Y LOS MEDIOS QUE MANEJA ESTÁN PIDIENDO A GRITOS QUE SE VAYA GUILLERMO MORENO.


Dossier INVESTIGACION

EL PODEROSO Y OSCURO INDEC ARGENTINO

Un director asesinado o desaparecido tras el golpe de estado de marzo de 1976 -Carlos Noriega-, y años después el miedo interno al regreso del terror con la delirante hipótesis de un secretario de programación económica -Orlando Ferreres- que acusaba a los encuestadores del instituto de complotar contra el gobierno saboteando las cifras por ser según él infiltrados de izquierda. Las facultades extraordinarias que el organismo tiene para obligar a las empresas a informarle sus costos, insumos, y necesidades crediticias, (información que en conjunto vale miles de millones de dólares en el mercado negro), y la posibilidad de retrasar, adelantar, o manipular informes sobre la evolución de la pobreza, el desempleo, y otras variables, particularmente en épocas de elecciones y recambios presidenciales, son algunos ejemplos de la importancia política y económica del INDEC que nos llevan a haber incorporado en este título la expresión "poderoso". Cualquiera que saque algunas cuentas sobre el valor económico y estratégico de los datos que maneja el INDEC, sobre su facultad de obtención compulsiva de información, y sobre la difusión que alcanzan sus informes, verá que es varias veces más poderoso que, por ejemplo, la mismísima SIDE, la central de inteligencia del estado. Los huecos en las publicaciones metodológicas, la falta de información desagregada, los sobres sin membrete o con direcciones de remitente inexistentes que se reciben en algunas editoriales, enviados por manos anónimas que en realidad pertenecen a algunos de los más altos directivos del instituto, la persecución que la cúpula ejerce sobre los técnicos y funcionarios que no acepten los pactos de silencio y los códigos secretos internos, son, por su parte, ejemplos que justifican que tildemos de "oscuro" a un ente cuya finalidad debería ser únicamente producir información pública confiable y transparente para ayudar a la toma de decisiones gubernamentales y privadas. Esta investigación especial de Dossier quiere entonces hechar luz sobre el funcionamiento de ese instituto, y será constantemente actualizada con los hechos que se produzcan tras su difusión, es decir que quien esté interesado podrá seguir mes a mes, desde estas páginas, las novedades sobre el tema que ahora abordamos. Comenzamos con la publicación del INFORME NATALUCCI, un trabajo donde se demuestra con gráficos, comprobaciones, y ejemplos matemáticos el fraude en la medición de la inflación. Este documento es una actualización de aquel originalmente caratulado como "confidencial y reservado" encargado a Natalucci en 1985 por Luis Beccaria, quien era director del INDEC, y por el cual el autor fuera cesanteado. El informe fue aumentado y actualizado en 1989 para el presidente Alfonsín, y ahora nuevamente actualizado en el año 2000 con los datos más recientes, pero manteniendo su concepción original, y las mismas críticas y denuncias que se habían hecho hace ya quince años. Dicho documento cobra nueva vigencia en estos días, ya que el INDEC tiene en agenda para el 4 de mayo la presentación de una nueva base de cálculo, la que según el autor es una nueva vuelta de tuerca en la manipulación que se viene practicando, y porque se advierte que por un efecto paradójico de las fórmulas del INDEC, en determinadas circunstancias esas fórmulas podrían causar que se desate nuevamente la hiperinflación.

REPUBLICA ARGENTINA INFORME NATALUCCI SOBRE EL INDEC

Dedicatoria


A pocas cuadras de mi casa hay un barrio muy pobre. Hace unos meses esperaba ser atendido en la ferretería cuando un hombre pidió que le llenaran de kerosene una botella plástica grande, de esas que traen las bebidas gaseosas. Cuando el ferretero regresó del fondo con el kerosene y le dijo el precio a su cliente, éste, muy incómodo, le pidió que volviera a vaciar un poco, porque no tenía dinero suficiente. En muchos hogares el precio que tenga el kerosene significa todavía la diferencia entre una noche soportable o una noche helada, pero para el Indec ese producto literalmente ya no existe, ya no se usa. "El próximo índice le dará más importancia a las cosas que hacen más placentero el pasar de la gente, como los perfumes y los masajes" le dijo a Clarín el director del Indec Héctor Montero en plena crisis económica de 1995. Este Informe está dedicado a cada una de las familias que día a día deben hacer prodigios para lograr el sustento, pero también a quienes teniendo una buena posición económica desean que no se discrimine a quienes no la tienen. También está dedicado, y muy especialmente, a ese dramaturgo cuyo nombre no recuerdo, que les dijo a los políticos algo más o menos así: Sean demócratas o totalitarios, sean republicanos o monárquicos, sean socialistas o liberales, pero por favor no sean mentirosos.
Ricardo Patricio Natalucci

El fraude estadístico

Capítulo 1

"Desde adentro"



El 12 de junio de 1989 se recibía en la Casa Rosada, en Buenos Aires, un informe destinado al presidente Alfonsín. Un sello indicaba "CONFIDENCIAL Y RESERVADO". Ellos le agregaron otro sello que semejaba un gran reloj redondo marcando la fecha y hora de recepción. Eran las 7 de la tarde. El informe contenía gráficos y cálculos que probaban que el nuevo sistema con el que se pretendía medir la inflación desde allí hasta el año 2000 era un fraude, y que por un efecto paradójico, cuando el siguiente gobierno tendiera a estabilizar la economía podría desatar nuevamente la hiperinflación, por lo que se aconsejaba suspender su puesta en uso. Pero ya era tarde para pedirle a Alfonsín una decisión así, porque precisamente en ese momento ultimaba los detalles del mensaje al pueblo en el que anunciaría su renuncia, agobiado justamente por esa maldita hiperinflación que ya no se sabía como controlar, disimular, o medir. Se cerraba un círculo que había comenzado con la excusa de actualizar la medición de los precios de acuerdo a los consumos de la época y terminó con la manipulación descarada de la realidad. Y fue así como el nuevo gobierno -el de Carlos Menem-, nació prematuro, pero con un nuevo índice de precios bajo el brazo, curioso regalo de sus antecesores, quienes no llegaron a disfrutarlo. Loa más altos funcionarios del gobierno entrante también estaban al tanto de las críticas que el autor de aquel estudio le hacía al nuevo sistema de cálculo, pero no sabían a quien creerle, y la tentación de aprovechar un fraude gratis, preparado por un gobierno anterior a quien eventualmente hecharle la culpa, era muy grande. Poco después, en septiembre, tal como había anticipado aquel informe, el nuevo método del Indec se les volvió en contra, y dio dos puntos más que cualquiera de los otros indicadores gubernamentales o privados, echando por tierra el plan de estabilización y de paulatino equilibrio de mercados del nuevo gobierno. A tanto llegó la cosa que al finalizar ese mismo 1989 la hiperinflación ardía de nuevo en la Argentina. Algunos funcionarios como Orlando Ferreres y Pablo Chaliú tuvieron su única neurona ocupada en suposiciones ideológicas macartistas, insistiendo tercamente en que la metodología era buena y acusando a los encuestadores de boicotearla, porque eran, según ellos, infiltrados socialistas. Otros integrantes del nuevo gobierno, más lúcidos, se dieron cuenta de que lo que había pasado era que las advertencias del informe eran ciertas, y llamaron al técnico que lo había realizado, pero este, al ser consultado sobre el comportamiento del indicador en los próximos meses, les explicó que ahora que el regreso a la hiperinflación ya era un hecho, el índice fraudulento volvería a dar de menos, y por eso los muy pícaros decidieron conservarlo. Ahora el índice del Indec volvería a mentir hacia abajo. Todos sabían que en los últimos y alocados treinta días del año los precios de todos los consumos de una familia tipo se habían duplicado. Por eso, cuando el pintoresco Secretario de Estado de Planificación Moisés Ikonicoff anunció que desde el observatorio oficial de precios de Buenos Aires habían medido un 40% de aumento en lugar del esperado 100%, no le creyó ni su familia, y al día siguiente, en todas las ciudades y pueblos del país, en las terminales de ómnibus, alrededor de los quioscos de las plazas, en los bares del centro, dentro de las casas, la gente comentaba la absurda información oficial y algunos afortunados poseedores mostraban la primera plana del diario PAGINA 12, donde aparecía el funcionario con la nariz crecida, como en el cuento de Pinocho, tapa que se convertiría en objeto de colección. Aunque el anuncio gubernamental del 40% de inflación fue tomado por una vulgar mentira, en realidad tenía un componente más elaborado y más técnico: estábamos ante un caso novedoso de fraude estadístico.

Para mí esa historia había comenzado en 1980, es decir en plena época de gobierno militar. Por aquel entonces acababa de gastar mis ahorros en un proyecto de lo más extraño iniciado un año antes, al alquilar una antigua casona en el centro de Quilmes a la familia Rebolé, e instalando allí una especie de taller y laboratorio con la idea de realizar investigaciones técnicas y científicas para terceros. Solía decir un poco en broma que me había convertido en un mercenario de la ciencia. La casa lindaba con las vías del ferrocarril, en una calle cortada sobre la que pasaba un puente. Acostumbraba estar trabajando en dos o tres proyectos al mismo tiempo, por lo que se encontraban allí elementos de todo tipo y de lo más insólito. Tenía su encanto. Entre las casas de la cuadra y las vías ferroviarias había un pasillo angosto, por el que de vez en cuando se aventuraba alguna persona que aprovechaba para curiosear por la ventana. Cierta vez una pareja de jóvenes se quedó un buen rato mirando hacia adentro mientras yo trabajaba, protegido con un guardapolvo blanco de farmacéutico, frente a una mesa en la que había desde un osciloscopio electrónico hasta humeantes tubos de ensayo. Tal vez ayudó la circunstancia de que mientras trabajaba estaba escuchando música, o fueron los extraños reflectores de luz monocromática circularmente polarizada de un experimento óptico, lo cierto es que luego de un rato los jóvenes que miraban por la ventana se atrevieron a preguntar -Se puede pasar?, Ya inauguraron?, Es bailable?. Me referí a todo eso en pasado, por la lejanía de la época, pero hace poco tiempo pasé por allí, y siguen estando el pasillo bordeando las vías, el puente que las cruza, y aún una parte de la casa. Los gatos murieron. Sea como sea, el poco dinero que entraba por los trabajos de encargo lo gastaba en proyectos propios de investigación, y al terminarse los ahorros el mercenario científico tuvo que volver a comprar "Clarín" para buscar empleo. "INDEC necesita encuestadores y calculistas.". Marqué el aviso. Sonaba aburrido pero para salir del paso podría servir. Tras la primera entrevista me comenzó a parecer un poco más interesante. Se trataba del proyecto de actualizar el sistema de medición de la inflación, técnicamente llamado IPC, es decir Indice de Precios al Consumidor. Por otra parte entraba como supervisor, y con la perspectiva de cargos más altos en poco tiempo, ya que la tarea recién comenzaba y el grupo de gente inicial del que formaría parte quedaría luego a cargo de todo el equipo que se incorporara para la etapa definitiva. Eran los años bravos entre las últimas acometidas de subversión y represión y la guerra de Malvinas del '82, y las oficinas que ocupábamos se ubicaban en el piso once del mismísimo Palacio de Hacienda, es decir donde funcionaba el poderoso Ministerio de Economía, en Plaza de Mayo, al lado de la Casa de Gobierno. Se vivía un clima muy particular en ese edificio que conservaba aún algunas de las marcas visibles del bombardeo del año '55, y que se había convertido en el '76 en una especie de fortaleza con celosas medidas de seguridad. Se cerró un pasaje que comunica directamente la línea "A" de subterráneos con el subsuelo del Ministerio (si pasa usted por allí todavía puede verlo), y en las entradas de Balcarce y de Yrigoyen personal policial revisaba nuestras credenciales y era muy difícil que pudiera entrar alguien que no fuera de la casa. Se habían incorporado ya detectores de armas y de explosivos. La Plaza era escenario de manifestaciones, pedradas, corridas, gases lacrimógenos, balas de goma y de las otras. Conservo de esos años imágenes sueltas, parecidas a viejos óleos que guardara el museo de un país lejano: abucheos al General Galtieri en marzo del '82, vítores al mismo General una semana después y a poco nuevos y definitivos abucheos y nuevos tumultos y una mujer lisiada en su silla de ruedas enarbolando una bandera del Partido Comunista. Era el clima que vivía el país, sólo que allí estaba -al menos simbólicamente- el epicentro. La cosa no era nueva para mí. Aún sin interesarme en lo más mínimo por la política, había necesitado desde siempre averiguar y vivir los hechos por mí mismo, y no que me los contaran. Necesitaba ver las cosas desde adentro. Había estado en esa plaza cuando asumió Cámpora, y tenía a los Montoneros a un lado y al ERP al otro. Se gestó allí mismo, a la altura de Rivadavia y Reconquista la idea de ir a abrir las cárceles. Y estaba en esa lluviosa tarde camino a Ezeiza, donde iba a retornar Perón. Cómo explicarlo? No iba a ver a los actores sino a meterme entre el público. A tratar de entender una motivación que yo no compartía, desde adentro. Igual que tomar un vino en un bar de Avenida de Mayo con un boxeador acabado hacía décadas. Cosas que no son ni lindas ni feas, simplemente son. Además de ocupar el INDEC dos pisos en Economía, dependía orgánicamente de ese Ministerio. Así suele ser en los gobiernos militares y peronistas, lo que produce en las estadísticas nacionales una tendencia exagerada a ver todo desde el punto de vista economicista. Formalmente parece más sana la costumbre de los radicales, que lo ponen a veces bajo la órbita de Presidencia, a través de una Secretaría de Estado de Planificación, aunque tal diferencia teórica dista mucho de observarse en la realidad, donde las estructuras formales se ven desbordadas por un tipo más sutil de eslabones de poder. Los militares consideraban al INDEC un potro difícil de domar, que corcoveaba fiero hacia la izquierda desde los tiempos en que Cámpora -según aseguraban- lo había copado de subversivos. En cierta forma los sectores de izquierda coincidían con esa opinión, al describirlo con sus propias palabras como un baluarte de la más selecta intelectualidad progresista. Se trataba realmente de una misma creencia, expresada desde dos diferentes puntos de vista, con las palabras y los sentimientos propios de cada uno de ellos, creencia que todavía subsiste en este nuevo siglo, tal vez sin mayores fundamentos en uno u otro sentido, ya que las ideologías se fueron diluyendo y confundiendo con el paso del tiempo. Mi impresión es que sus integrantes tienen la variedad de opiniones de la sociedad argentina en su conjunto, y hoy conviven unos y otros, a veces en el mismo equipo de trabajo, tal como los vemos compartir un mate en la mesa electoral de cualquier lugar del país el día de comicios. Por supuesto que en aquellos años había una tensión exacerbada, donde unos creían aún ver a un montonero en cada rincón y otros elevaban la figura ya transformada en mito de Carlos Noriega, director del INDEC desaparecido en aquel 1976 como otros cinco o seis integrantes de ese instituto. En el '80 el Ministro todavía era Martínez de Hoz, que había elegido para director del INDEC a Juan Cayetano Olivero. Aún recuerdo la circunstancia graciosa en que conocí a este último: al llegar aquel día a mi oficina noté la presencia de gente a la que no había visto antes, y que supuse serían los nuevos encuestadores. Uno estaba en el lugar de paso, por lo que, dándole una palmadita en el hombro le dije 'me permitís pasar, flaquito?'. Como yo ya era de la casa, y ellos se suponía que eran nuevos, me pareció lógico el trato. Además estaba agrandado porque para esa misma tarde estaba proyectada la reunión con Olivero, la primera que se haría con el equipo desde mi ingreso poco antes. Apenas comenzada su exposición, y cuando estaba explicando los motivos de la misma, el director -que no era otro que aquel a quien yo había palmeado- notó mi presencia entre los asistentes, por lo que se interrumpió un instante para agregar sin poder contener una sonrisa: "...y también quiero aprovechar para presentarme a los que todavía no me habían conocido".

Como en aquellos inicios quienes trabajábamos en el proyecto del nuevo índice conformábamos un grupo pequeño, nos teníamos que bastar para hacer un poco de todo, desde encuestas piloto y mapas de los alrededores de Buenos Aires hasta los controles de los cálculos que realizaba el Centro de Cómputos, que estaba en el piso doce. Es asombroso el poder de adaptación del ser humano. Ya ni recordaba la época de mi laboratorio y hasta parecía divertida la nueva actividad: el sol del verano durante seis horas a campo descubierto trazando planos, protegernos con mi compañera de una repentina lluvia en una casa abandonada y semidestruída, cruzar en un jeep o en un tractor una zona anegada, para llegar a tiempo al ministerio, ya sin las botas de campo y con otras ropas, para asistir a algún acto oficial en el salón Padilla, o para revisar una nueva salida de un programa de computadoras. Uno de esos días no tuve tiempo de ir por casa a ducharme y cambiarme, y no se me ocurrió mejor idea que entrar al ministerio así, con botas altas embarradas, pantalón de jean, remera negra de manga corta, mis estuches de cuero con montones de cosas prendidas al cinto. Seguramente hasta estaría fumando uno de mis enormes habanos, o peor aún, la pipa. Había nuevo personal de custodia, pero me dejaron pasar. Antes de subir al piso me daría allí mismo una refrescada. Pero la puerta del baño se abrió de una patada y entraron tres o cuatro militares con fierros que les salían de todos lados. No se puede creer las delicadas contorsiones que uno tiene que hacer, y los cuidados que uno tiene que tener para realizar el simple acto de sacar la credencial del bolsillo trasero sin que pensaran que un animal salvaje como yo en ese palacio sacara un arma y que fuera lo que fuese. Después de calmados los nervios uno de ellos le explicó a sus colegas, como si yo no existiera: "debe ser uno de esos agrimensores que contrataron hace poco".

La parte más grata y más sana del trabajo siempre fue para mí la que se hacía al aire libre. Tenía algo de aventura o, si se quiere, de juegos infantiles. Claro que formalmente lo que hacíamos se llamaba estratificación y determinación de envolvente, pero las sensaciones poco tenían que ver con esos términos técnicos, y junto con mi acompañante -casi siempre, para mi fortuna, una dulce muchachita- nos divertíamos realmente como niños exploradores. Y es que a sólo cuarenta o cincuenta kilómetros de la Capital se puede encontrar uno las cosas más insólitas, como una pirámide con una pesada puerta de metal en una de sus caras, o una gran casaquinta en la que entramos sin autorización para merendar a la sombra de los árboles, y nos topamos con un auténtico mástil totémico. Recuerdo también un pequeño y apartado barrio fantasma, donde el único ser viviente que encontramos fue un perro amarillo atado a los fondos de una casa, con un pan viejo que apenas mordisqueaba, como si temiera gastarlo, mezcla de esperanza alimenticia y de juguete. No había señales de violencia, pero daba el caserío la extraña sensación de que todos sus moradores lo hubieran abandonado de repente, dejando en algunos casos puertas y ventanas sin cerrar. Mi curiosidad me hizo entrar en una de esas casas en la que había quedado puesta la mesa para un desayuno que nunca llegó a servirse, ante una ventana abierta de par en par. Sobre las tazas y el mantel, una fina capa de polvo anunciaba que habían pasado algunos días desde el acontecimiento. Al igual que la mayoría de la población, nosotros ignorábamos una parte de lo que se estaba viviendo, pero después, al contar aquello, alguien se ocupó de relacionar ese barrio fantasma con la dura, innegable y cruel realidad de aquellos años. Y un recuerdo trae otro. El país se aprestaba a entrar en democracia. Fue una de las últimas veces que debía salir a hacer relevamientos de campo, ya que luego me debería dedicar exclusivamente al cálculo. Esa vez iba sólo, sin acompañante. En el plano de que disponía se veían varias hectáreas sin demarcaciones que en los hechos encontré que correspondían a alguna dependencia militar. Al sacar la credencial para identificarme en la guardia explicando el trabajo de actualización de planos que estaba haciendo en la zona, consultaron por teléfono y me pidieron que aguarde. A los pocos minutos se presentó un oficial de rango superior, quien se cuadró militarmente, me tendió la mano y me hizo recorrer la base. Mientras yo fumaba uno de mis infaltables habanos, el oficial iba comentándome una serie de modificaciones que estaban realizando y pidiéndome mi opinión. Tras media hora de recorrida y de explicaciones caí en la cuenta de que habían cometido un error de interpretación con relación a mi visita: Aquellas modificaciones de que el militar hablaba no eran otra cosa que el desmontaje de lo que había sido hasta poco antes un centro clandestino de detención, y era evidente que me habían confundido con un oficial que venía a supervisarlas. Todo fue salir.

Por aquella época, como decía, el operativo de campo estaba prácticamente concluido, y la tarea más habitual consistía en revisar en la oficina interminables tabulados que producían las computadoras. Para este trabajo me asignaron como co-equiper a Silvia Velito, una entusiasta socióloga, grandota de cuerpo y de espíritu, que actualmente tiene un alto cargo en el cálculo del IPC. Justamente con ella estaba en la cantina de Patituchi, frene al ministerio, aquel día de abril, cuando llegaron los primeros camiones cargados de gente que gritaba su alegría por la toma de las Islas Malvinas. En la oficina era Carmen la más entusiasta. Solía entrar anunciando que les hundimos a los ingleses nosecuantos acorazados y algunos Spifires. En cuanto a Mónica, aunque no sé si fue el mismo año, la recuerdo embarazada, cantando todo el tiempo una canción de Baglieto sobre un hijo que no llegó a nacer. Y era en abril. Debíamos estar todos un poco locos. Seguía yo estando ingenuamente convencido de la veracidad de los índices, por eso no puedo juzgar a quienes creen aún en ello -inclusive muchos economistas que conozco lo creen-. Yo mismo seguiría confiando en lo que se publica si no hubieran hecho las circunstancias que conociera directamente, y para mi sorpresa, el fraude desde adentro. No sé con exactitud en qué momento ciertos miembros de la jefatura me comenzaron a considerar peligroso, pero todo parece indicar que esa imagen se fue gestando de manera paulatina sin que yo lo sospechara durante bastante tiempo. Noté muchas veces, eso sí, que se intercambiaban miradas sugestivas, en ocasiones preocupadas, cada vez que les presentaba algún error que hubiera detectado, pero como yo estaba convencido de la veracidad de los índices oficiales, atribuía esas reacciones de ellos a una auténtica preocupación suya por hacer las cosas bien. En otras palabras: creía ingenuamente que cada vez que detectaba un error en el proyecto, aunque parecieran disgustados, en realidad me lo agradecían. Por otra parte, esos primeros controles que hacía, apuntaban más bien a la parte operativa, al funcionamiento de los programas de computadora, y no aún a la metodología propiamente dicha. A la luz de los sucesos que se desencadenaron luego, sería valioso poder establecer esos momentos, pero no puedo hacerlo con precisión. Lo que es seguro es que al principio no me consideraban una amenaza, ya que he encontrado un informe reservado, del que tengo copia, firmado por la temible Norma Pizarro de Pereira, en el que aparezco calificado como muy responsable y eficiente, y se me atribuye un comportamiento muy bueno en el medio laboral. Lamentablemente ese informe no tiene fecha. En especial me resultaría interesante saber si se me empezó a ver como un peligro recién cuando comprendí que estaban preparando un fraude, o antes aún, cuando comencé a encontrar lo que tomé por errores involuntarios.

Un día comenzaba a cruzar la esquina de Rivadavia y Balcarce, desde la Plaza de Mayo frente a la Secretaría de Inteligencia del Estado y al Banco de la Nación, cuando repentinamente arrancó un automóvil Falcon de color blanco que estaba estacionado delante de la casa de gobierno. Sentí rugir el motor acelerado que venía directamente hacia mí, e hice un brusco movimiento para apartarme, volviendo hacia la plaza. Alcanzó apenas a rozarme, y a golpear mi portafolios. El automóvil se detuvo y bajó el conductor. Por un instante pensé que sería para disculparse, pero bajaron también otros dos, con aspecto amenazante. Miré rápido hacia mi derecha, y ví que, cerca del lugar desde donde un momento antes había salido disparado el automóvil, permanecía un patrullero policial estacionado con agentes dentro. También había un policía uniformado en la vereda de la casa de gobierno, que miró hacia la plaza. Le grité y esperé que su mirada se cruzara con la mía para hacerle señal de que interviniera, pero apartó la vista hacia un costado, mientras los tres hombres me metían a empujones dentro del coche. El que parecía mandar era un tipo de aspecto recio, algo gordito, de cara redondeada y poblado bigote, con algún parecido al actor Rodolfo Ranni, o al Comandante Silingo (casi escribo Tilingo, pero recordé mi compromiso de utilizar los nombres verdaderos), un militar que en 1995 se haría público al confesarle a la sociedad como tiraban gente viva al Río de la Plata durante los años del Proceso. Había otro con cara enfermiza, de fanático, y un tercero al que recuerdo menos, de aspecto normal.

Llegados al Departamento Central de Policía, en Luis Saenz Peña y Moreno, el segundo de ellos me guió, a punta de pistola, escaleras arriba. Mientras subíamos me daba fuertes empujones de costado, con evidente intención de tirarme. Tenía que mantener dos equilibrios al mismo tiempo: por un lado el físico para no caer rodando a la planta baja, y por el otro el psíquico, que era el más difícil, para no tentarme de devolver una de esas embestidas al energúmeno que apoyando el dedo en el gatillo de la 9 milímetros decía, o parecía decir, ya no estoy seguro, que le diera la excusa para usarla. Al tercero que había venido en el automóvil no lo volví a ver. El que mandaba esperaba arriba. Me hizo pasar a una pequeña oficina donde otro tipo me hizo un par de preguntas, y me identifiqué. Al salir del cuartucho caí al piso con la sensación de que se me hubiera venido el techo encima. Intenté incorporarme pero caí nuevamente por otro fuerte golpe en mi cabeza. Tal vez haya habido un tercero, pero no estoy seguro porque se me produjo alguna discontinuidad. No sé con qué golpeaba, ni tampoco sé si se creería valiente, atacando por la espalda a un hombre desarmado, y en un ámbito donde todos estarían dispuestos a defenderlo si fuera menester. Me dijo luego que era custodio presidencial, y que algún día tal vez tomaríamos un café juntos en algún bar y me podría decir por qué obró así, y que lo entendería. Nada más supe de aquello, y al salir del edificio, ya sólo, el agente que custodiaba la puerta me saludó respetuosamente. Al día siguiente, en la oficina, me contaron que el INDEC tenía varios desaparecidos, entre ellos el que era su director en 1976. Un buen día, en lo que puede haber sido otra acción disuasiva, me comunicaron que debería presentarme a un test psicológico. Sorprendido, pregunté a mis compañeros de tarea si habían recibido alguna comunicación semejante. No era así. De mi grupo yo era el único que debía hacerlo. Resultó un test tradicional, aunque muy completo y por momentos cansador, ya que duró varios días. Estaba allí desde el gran libro en el que hay que señalar en cada caso el dibujo que sigue como secuencia lógica en una serie, hasta las típicas manchas que uno debe interpretar. Había que dibujar un árbol y otras cosas. Nada especial,... ni hipnosis, ni droga de la verdad, ni electroshock. Tampoco me internaron luego en un asilo, ni me mandaron a Siberia. En muchas empresas se hacen este tipo de estudios a los postulantes a un empleo, por lo que no tenía nada de malo. Sólo estaba la extrañeza de que me lo hubieran encomendado únicamente a mí dentro del grupo,... y no al ingresar, sino varios años después.

Otra posibilidad, que podía resultar halagüeña, era que se me pensara encomendar nuevas responsabilidades. Fué entonces cuando Leonor Chervonko, una simpática y trabajadora estadística venida de la Universidad de Jerusalén y que durante un breve tiempo colaboró en el proyecto del índice, me encomendó que desarrollara un método de control de los errores de aproximación, particularmente de los que se producen por redondeo de decimales durante los procesos de cálculo. Era mi primer trabajo en matemática teórica, especialidad que a decir verdad nunca me atrajo demasiado, pero habían depositado confianza en mí para llevarlo a cabo y correspondía estar agradecido... o renunciar. Después de todo, como ya dije, el ser humano es muy adaptable. Habría que diseñar media docena de fórmulas, tal vez poner aquí un exponente, un poco más allá algún logaritmo, y listo. Fueron varias semanas a base de aspirina, pero el esfuerzo valió la pena, mi jefecita quedó conforme y se lo presentó al director del proyecto, el Licenciado Camelo.

Creo que es buen momento para aclarar que, aunque se narren aquí algunas cosas extrañas, son verdaderas, y que se mantienen también los auténticos nombres. En un país en el que el jefe de los barra-bravas de un club de fútbol se llama José Barritta, no debe sorprender que el director del índice de precios se llame José Camelo -Heber José Camelo, para ser más exactos-. Por supuesto nadie tiene culpa del apellido que le ha tocado, pero lo que a veces parece insólito o gracioso no es el nombre en sí, sino la curiosa relación que existe entre ese nombre y la actividad que, quizás por casualidad, o tal vez por una vinculación subconsciente, han elegido. Hombre analítico y de una inteligencia excepcional, le bastó una frustrantemente rápida lectura para comprender las fórmulas que tan trabajosamente yo había elaborado en mi pobre cerebro que recalienta con sólo concentrarme. 'Es algo realmente interesante... un lindo tema para una tesis' -me dijo, agregando confidencialmente que él aún debía la suya porque la había preparado junto a un compañero de estudios, allá en Uruguay, que le robó la co-autoría presentándola como exclusiva y hoy es un conocido político en ese país.

El método que había creado se aplicó con éxito, y por ello Heber me premió eligiéndome para que realizara un informe sobre las fórmulas de cálculo de todos los tabulados. Ahora sí, se trataba de abordar directamente la metodología.

Más aspirinas.

Todo iba bien hasta llegar al cuadro número 10. La fórmula de cálculo que se utilizaba allí siempre me había parecido muy fea. Quizás suene poco científico eso de decir que una fórmula matemática es fea, pero grandes matemáticos de la historia se han referido desde siempre a la belleza de determinada fórmula, o a la elegancia de tal o cual demostración. Puede que haya un sexto sentido, una intuición, que, por supuesto, requiere luego del análisis formal. De todos modos, la fórmula del cuadro número 10 era verdaderamente fea. Quien se atreva a abordarla la encontrará en algún apéndice de estos escritos, tal vez junto a la versión corregida que propuse en aquel momento, y que, como podrá apreciarse, es realmente hermosa. A quienes prefieran dejar esos ríspidos detalles para otra oportunidad, les adelanto que con ella se calculaban los precios que la gente paga en promedio por alimentos y bebidas en los distintos lugares de compra. Es evidente que en ocasiones existe gran diferencia entre lo que se paga un producto en el supermercado, por ejemplo, y en un quiosco. Estudiar estas variaciones resultaba entonces de gran interés para el diseño de la muestra. Pues bien, del análisis teórico que realicé de la fórmula errónea surgió que podía reducir los precios pagados en promedio por un artículo en algún tipo de establecimiento hasta ONCE VECES, lo que significa que algo que costara $10.- lo podía estimar el INDEC en menos de un peso!. Otra particularidad sugestiva era que siempre bajaba los precios. Por su propia estructura, resultaba imposible que diera de más algún precio, pero era muy habitual que diera de menos. Técnicamente se dice que tiene un sesgo, y que produce significativas subestimaciones. La experiencia práctica demostró que ese tipo de distorsiones se habían estado produciendo, y que se habían estado tomando como ciertas, deducciones tan absurdas como que la soda en reparto a domicilio cuesta seis veces menos que en el supermercado, o que el litro de bebida gaseosa es más barato en el quiosco que en el almacén. Pero lo más grave del caso, era que esa fórmula ya había sido aprobada por altas autoridades, y que los disparatados resultados que producía habían pasado, durante años, todos los controles sin ser detectados. Era necesario entonces rever toda la metodología. Las tareas de control de las salidas de computadora que habíamos estado realizando tenían como finalidad adquirir la certeza de que los programas calcularan sus resultados coincidentemente con las fórmulas que se le habían dado a los programadores, y eso se había logrado, pero de nada servía si las fórmulas mismas contenían errores de tal calibre. El problema adquiría una magnitud inusitada que me daba vueltas en la cabeza: Sería posible que el 'error' metodológico que acababa de detectar fuera intencional?... Habrían acaso otros semejantes?... y de ser así, Para qué habrían querido encargarme un informe sobre la metodología ?... Buscaban un tonto que avalara las fórmulas confiando en que no detectara nada ?... o por el contrario conocía el Licenciado Camelo los errores de sus pares y de sus superiores y no queriendo él presentar la discusión confió en que yo lo hiciera?. Esta hipótesis me daba vueltas en la cabeza. Después de todo –me decía- ese Camelo parece una especie de Monje Rasputín. Cuando se discute si los índices son confiables o no lo son, la discusión suele centrarse sobre la posibilidad de 'dibujar' los resultados. Se dá por sentado que la metodología en sí es correcta. Este juicio elemental y apresurado tal vez sea producto de que el ser humano tiende a buscar una explicación sencilla, y una vez que la encuentra se conforma con ella sin seguir analizando otras posibilidades. Quienes conocemos desde adentro el proceso de relevamiento de precios y cálculo que mes a mes realiza el INDEC, sabemos que esa parte está a cargo de gente honesta, pero más aún, sabemos que participan de él más de cien personas, tales como programadores, analistas, calculistas, entradores de datos, encuestadores, supervisores, lo que torna muy difícil, si no imposible, que se pueda distorsionar la realidad impunemente. Por otra parte, esta etapa es en cierta medida monitoreada por índices paralelos que realizan distintos organismos y empresas. No se debe creer que esos índices privados sean gran cosa. En la mayoría de los casos se trata simplemente de una versión a escala reducida de los índices del INDEC, ya que no tienen por finalidad contrastar sus resultados sino estimarlos con alguna anticipación. Tal tipo de indicadores, utilizados mayormente por analistas de coyuntura, miden su eficacia por el ajuste alcanzado entre la cifra anticipada por ellos y los resultados definitivos que publica luego el organismo oficial. Por lo tanto, buscan imitar en escala reducida la metodología del INDEC sin analizarla siquiera. Los indicadores que realizan algunos sociólogos, como apuntan a otra cosa, disponen frecuentemente de mayor libertad, pero lamentablemente suelen ser, por cuestiones presupuestarias, de escasa magnitud y metodológicamente pobres, al punto de que todavía quedan algunos que se calculan por promedio simple de precios, sin ponderar siquiera la importancia que cada artículo tiene en el presupuesto de los consumidores.

Con el error que había detectado en la fórmula del cuadro número diez todo esto comenzaba a verse desde una nueva perspectiva. Si era intencional, y si confirmaba que habían otras fórmulas con grandes distorsiones -tal vez inclusive las fórmulas centrales-, entonces el fraude que la mayoría de la gente intuye, estaría allí, en la metodología misma, y no habría nadie que 'dibuje' las cifras, ni haría falta, simplemente porque alguien ya 'dibujó' las fórmulas de cálculo para que tiendan a dar determinados resultados.

Un asunto grande.

Pero era demasiado temprano aún para asegurar esto. Bien podía ser que estuviera yendo con mi mente demasiado lejos. Seguramente al día siguiente, más descansado, vería las cosas de otra manera. La fórmula errónea resultaría ser un caso aislado, para nada intencional, sus autores me agradecerían haberla corregido, y podría comprobar que el resto del trabajo era correcto. No fue así. Hubo gente que reaccionó con violencia. No debería meterme con esa parte del trabajo. Había sido muy estudiada, y aprobada por la Superioridad. Sería mucho mejor para mí que me limitara a describir en el informe lo que estaba hecho, pero sin criticarlo ni pretender cambios. El Licenciado Camelo tuvo otra postura. Tengo entendido que él no había participado en el desarrollo de esa fórmula, y cuando le presenté mi informe aceptó enseguida que era errónea, sosteniendo además que habría que cambiarla por la mía. Lo escuché, inclusive, discutir esto ásperamente con una de sus colegas. Su posición parecía difícil, ya que significaba enfrentarse no sólo a sus pares y subordinados, sino también a superiores, y sin embargo no parecía preocupado. Por el contrario, se lo veía expectante y entusiasmado, como quien tiene un plan trazado o está comenzando un experimento. Además me incentivaba para que siguiera investigando otros aspectos de la metodología. Se tomó la costumbre, por esos días, de acercarse a mi escritorio, o llamarme al de él, para hablar un rato de temas que giraban alrededor del trabajo, pero con una óptica distinta a la que yo había conocido hasta ese momento. 'No sería de extrañar que encuentres cosas semejantes o aún mayores en las fórmulas centrales' -aventuró un día en una de esas charlas- 'los índices se diseñan para finalidades políticas, y se pueden hacer índices democráticos o antidemocráticos, se puede hacer que den una cosa u otra de acuerdo a la ideología que se quiera imponer en el país'. Ese mismo día me habló también de que ya estaba decidida la política del hemisferio para los próximos veinte años. No me atreví a preguntarle a qué hemisferio se refería -al hemisferio sur, al occidental, al occipital...-, ni quienes la habían decidido, ni cual era esa política. Pero no hacía falta preguntar tampoco. "Vendrán democracias ahora, muchas democracias, y luego mucho liberalismo y muchísimo privatismo, y se agrandará más la diferencia entre pobres y ricos". Parecía una Biblia parlante, y a mí que no creía en esas cosas me daba risa. "Esto no lo decidimos nosotros, viene de más arriba" –yo pensaba en el piso 12, dónde estaba la temible Norma Pizarro de Pereira- ."Ni siquiera el presidente... más arriba". 'Habrá mucho terreno aquí para los dos'... 'Tú ya te hiciste enemigos, que todavía no sabés quienes son'... 'Te van a mantener abajo, porque si te dejaran subir serías después más peligroso'... 'Mientras te tengan abajo saben que si descubrís más cosas y abrís la boca nadie te va a creer'... Este tipo de comentarios me chocaba. No porque fuera un santo, sino porque nunca me interesó la política, ni creía en esa época en confabulaciones, pero poco después, al llegar a las fórmulas centrales y observar el núcleo mismo del fraude, ya no quedó lugar para la duda. Hubieron también frases más herméticas y enigmáticas. Una me quedó grabada: 'Esto va a ser como un gran juego de ajedrez'. A qué se refería? a los próximos tiempos?... a lo que se iniciaba?... a su experimento?... Ni siquiera dijo si nosotros seríamos los jugadores, o simplemente piezas movidas por terceros. Es que realmente me había metido sin quererlo en el medio de una intriga política ?

Fin del capítulo 1

© 2000 Ricardo Patricio Natalucci
1
Pruebas
(Gráficos, y cálculos demostrativos de fraude en el IPC)



En este trabajo se documenta que el índice de precios con el que se calcula la inflación en la Argentina tiene características metodológicas incompatibles con la ciencia estadística, que no representa al consumidor medio o típico sino casi exclusivamente a los estratos más altos subestimando los artículos de primera necesidad, se explica en qué consisten concretamente dichas manipulaciones, se demuestra que el fraude es intencional, y se acusa al actual director del Indec -Héctor Montero- y a los dos anteriores -Héctor Walter Valle y Luis Beccaria- por participación directa en ese fraude. El sesgo es tan grande que, como se demostrará en los gráficos y cuadros siguientes, equivale a ocultar a más de la mitad de la población como si no existieran. Cuando presenté el primer informe sobre este problema (1985) y aún hacia 1987 cuando alcanzó difusión pública la polémica que mantuve con Beccaria, mis afirmaciones se basaban solamente en consideraciones teóricas. Hoy es más fácil comprobar que el problema existe, porque alcanza con sacar unas pocas cuentas o ver los gráficos para observarlo. Como se verá más adelante en este estudio, los hechos también confirmaron otra predicción teórica por la que advertí que las fórmulas del INDEC tienen un peligroso efecto paradójico que puede desatar nuevamente la hiperinflación.

El Indec tiene una biblioteca pública. Allí el lector puede consultar la publicación oficial de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (que es la que se usa para el cálculo del IPC), Totales del País, cuadro 12, página 74 al 77. Aquí reproducimos algunos ejemplos en cuadros separados para mayor comodidad de lectura.

Si promedia los ingresos de las familias de los diez estratos económicos equipoblacionales que el Indec llama deciles, verá que esa cifra coincide, como debe ser, con la media que allí figura para el total de la población; lo mismo sucede por supuesto con el porcentaje de inquilinos, o con el de viviendas que tienen teléfono. Simplemente sume los valores de las diez columnas, y luego divida por diez para realizar esta comprobación.

PARA SEGUIR LEYENDO LA INFORMACIÓN QUE CONTIENE CUADROS SUMAMENTE CLAROS, ENTRÁ A http://www.geocities.com/dossierinternational/ar/InfoNatal3Cap1Pruebas.htm
DESPUÉS VAS A PODER SACAR CONCLUSIONES ACERCA DEL PORQUÉ LA DERECHA OPOSITORA Y LOS MEDIOS QUE MANEJAN ESTÁN EMPECINADOS EN PEGARLE AL GOBIERNO DERRIBANDO A MORENO

domingo, 12 de julio de 2009

EL GRUPO AURORA O LA REPÚBLICA OLIGARQUICA

ESTOS SON LOS CURRIPRONTUARIOS DE ALGUNOS DE LOS INTEGRANTES DEL GRUPO AURORA.
TAL VEZ EL NOMBRE QUE ELIGIÓ EL GRUPO RESPONDE A UN HOMENAJE A LA CONOCIDA Y VIEJA MARCA DE UN RORADO, PORQUE, DE HECHO, NOS VIENEN A BICICLETEAR CON EL DISCURSO.


Nueva República

Por Horacio Verbitsky

“Aurora de una nueva República” se denomina el “conjunto de hombres y mujeres preocupados por el presente y el futuro de la República y sus instituciones”, que hizo su presentación pública el miércoles 8. Estos son, por orden alfabético, algunos de sus miembros:

Marcos Aguinis. Funcionario del gobierno alfonsinista en el área de Cultura. Entre otros libros escribió la biografía del almirante Guillermo Brown, a pedido de la DAIA y como homenaje y donación al almirante Massera en 1977. En el diario La Nación alterna artículos en los que compara a Kirchner con Hitler y otros en los que considera antisemita cualquier cuestionamiento a las violaciones a los derechos humanos por el gobierno de Israel.

Atilio Alterini. Juez civil y comercial, en 1976 prestó juramento por los estatutos golpistas. El brigadier Osvaldo Cacciatore lo designó director de asuntos jurídicos de la Municipalidad porteña, donde dictaminó en favor del despido de mujeres embarazadas y se refirió a la cesantía con la significativa expresión “acto eliminatorio”. Además convalidó el despido de una maestra detenida-desaparecida, por no presentarse a trabajar. Como miembro del Consejo Directivo de la Facultad de Derecho, Alterini aprobó el contrato y los honorarios de Alterini como director del proyecto Digesto Jurídico Argentino. La auditoría del Ministerio de Justicia detectó “un gasto exagerado en contrataciones de personal temporario, con presunto criterio de favoritismo político”. Entre los beneficiarios figura su hermano, el juez Jorge Horacio Alterini, con una remuneración mensual de 3000 pesos.

Miguel Angel Espeche Gil. Asesor de Elisa Carrió y postulante al premio Nobel de la Paz por una doctrina sobre la ilegalidad de la deuda externa. Durante la dictadura que contrajo la masa fundacional de esa deuda era director de América del Norte en la Cancillería. Según los documentos desclasificados por el gobierno de los Estados Unidos, en 1977 se quejó en tono emocional al secretario de asuntos interamericanos Terence Todman por la falta de reconocimiento a las presuntas mejoras en la situación de los derechos humanos. En cambio calló cuando le pidieron explicaciones por el secuestro de las monjas francesas y las Madres de Plaza de Mayo en la Iglesia de la Santa Cruz. En 1978 protestó porque el embajador Raúl Castro dijo que la Argentina tenía mala imagen por las violaciones a los derechos humanos y no reconoció “los progresos realizados”. En 1979 intentó negociar en vano la libertad de Jacobo Timerman por elogios del gobierno de Carter a Videla. También justificó la detención de dirigentes sindicales en la Argentina porque así se garantizaba el derecho a trabajar.

Pablo Luis Manili. Como constitucionalista postula la prioridad de los tratados internacionales de derechos humanos sobre el ordenamiento jurídico interno. Sin embargo objeta la nulidad de las leyes de punto final y obediencia debida y de los indultos. Esto le ha valido el encomio del rancio académico Horacio García Belsunce y la Cámara Federal de San Martín lo citó para declarar válido el indulto al ex jefe de Campo de Mayo, Santiago Riveros.

Horacio Sanguinetti. Director de asuntos jurídicos del ministerio del Interior durante la dictadura de Lanusse y asesor de gabinete del ministro Horacio Liendo durante la de Viola, datos que constan en su legajo oficial pero no en su curriculum que arranca con cautela en 1983, como si hubiera nacido con la democracia. Macri lo designó interventor del teatro Colón, cargo que debió dejar por el escándalo del alquiler para un show comercial de una marca de calzado de las pocas instalaciones utilizables en la caótica obra sin final a la vista.

Jorge Reinaldo Vanossi. Alternó entre la UCR y PRO. Como informante por la mayoría radical en el debate de la ley de obediencia debida este constitucionalista dijo que no usaría “capítulos de erudición ni excesivas citas, porque éste no es momento de pergaminos ni de entelequias intelectuales sino de realidades patéticas”. Agregó que “las cosas fueron como fueron” y es “ocioso entrar en bizantinismos jurídicos”. Ministro de Justicia durante la presidencia interina del ex senador Eduardo Duhalde dictaminó que los caceroleros incurrían en el delito de sedición.

Agustín Zbar. Legislador porteño de la UCR, en 1999 fundamentó la primera reforma al Código de Convivencia Urbano que devolvió a la Policía Federal la facultad de detener a los ciudadanos que antes dependía de fiscales o jueces, elevó de 10 a 30 días el plazo máximo de arresto y hasta prohibió hablar de sexo en la calle. Con un discurso muy parecido al que convalidó la ley de obediencia debida, dijo que “muy lamentablemente”, la nueva norma “debe ajustarse a las fuerzas del poder, y no podemos cumplir la misión más importante de un cuerpo legislativo y de la política, que es tratar de encauzar, de orientar la realidad, y no meramente de someterse a ella, de claudicar ante ella. Aun cuando esto vaya a convertir a muchas personas que ejercen una actividad lícita en víctimas de una norma”, que calificó como “de dudosa constitucionalidad, la misión más sagrada de esta Legislatura en el día de hoy, la razón de Estado, es evitar ese conflicto” con el gobierno nacional de Menem, que había firmado un decreto de reposición de los derogados edictos policiales.

Si así la defiende este águila guerrera, la República está a salvo.

sábado, 11 de julio de 2009

EL MAPA DEL TAMIFLÚ QUE LE ESTÁ LLENANDO LOS BOLSILLOS A LOS LABORATORIOS

ES EL MAPA DE LA INSEGURIDAD DE LA SALUD Y DE LA SEGURIDAD DE LOS BOLSILLOS DE LOS LABORATORIOS click sobre la imagen para ampliar.

al 6 de julio: http://gamapserver.who.int/h1n1/atlas.html?select=ZZZ&filter=filter4,confirmed
Canadá 7983
EEUU 33902
México 10262
Chile 7376
Argentina 2485
Uruguay 195
Paraguay 106
Bolivia 416
Perú 916
Ecuador 204
Brasil 737
COlombia 118
Venezuela 206
Guyana 2
Suriname 11
Trinidad y Tobago 65
Netherland Antibes, Curacao 8
Netherland ANtibes, Aruba 5
Panamá 417
Costa Rica 277
Nicaragua 321
El Salvador 319
Guatemala 286

jueves, 9 de julio de 2009

A LOS MILITARES DE HONDURAS


"Nosotros les prevenimos que algún día vendrá el hombre sencillo de la Patria a interrogar a sus militares en actividad y en retiro.
No los interrogarán sobre sus largas siestas después de la merienda, tampoco sobre sus estériles combates con la nada, ni sobre su ontológica manera de llegar a las monedas, no sobre la mitología griega ni sobre sus justificaciones absurdas crecidas a la sombra de la mentira.
Un día vendrán los hombres sencillos de esta tierra, aquellos que fueron sus soldados, a preguntar qué hicieron cuando la Patria se apagaba lentamente, qué hicieron cuando los pobres consumían sus vidas en el hambre y la de sus hijos en la enfermedad y la miseria, qué hicieron cuando los gringos vinieron a imponernos esa nueva forma de vida "occidental" que todo lo corrompe y compra el dinero.
Quizá para ese momento, la verguenza que provoque el silencio como respuesta, no sea suficiente como castigo"
Mayor Bernardo ALberte.
(declaración redactada en marzo de 1969)
de Eduardo GUrucharri. Un militar entre obreros y guerrilleros. Ed. Colihue

domingo, 5 de julio de 2009

FRANCISCO NO TE HAGAS EL BOLUDO


Ver nota en www.pagina12.com.ar
El país | Domingo, 5 de Julio de 2009
ULTIMAS NOTICIAS SOBRE FRANCISCO
Los negocios del Patán
El Tesoro de los Estados Unidos también investiga a De Narváez por lavado de dinero de origen delictivo. Así surge de un informe enviado a la Unidad de Información Financiera argentina (UIF) por su homóloga estadounidense, el Fincen. Las operaciones sospechosas fueron informadas por el Citibank de Nueva York y el JP Morgan Chase. El accidente de LAPA, una maraña de transacciones financieras entre compañías fantasma y aportes de 20 millones de dólares en efectivo.
http://www.pagina12.com.ar/fotos/20090705/notas/na11fo00.jpg
Por Horacio Verbitsky

No sólo la AFIP denunció a Francisco de Narváez ante la Unidad de Información Financiera (UIF), en aplicación de la ley 25.246 sobre Encubrimiento y Lavado de Activos de origen delictivo. También lo hizo el JP Morgan Chase Bank de Nueva York, según informó el Fincen, la red policial del Tesoro de los Estados Unidos que se encarga de “reforzar la seguridad nacional, detectar e impedir la actividad delictiva y proteger al sistema financiero de cualquier abuso, promoviendo la transparencia en el país y en el sistema financiero internacional”.

La ola de rechazo al gobierno nacional permitió que las fundadas denuncias respecto a las actividades del filántropo colombiano fueran desdeñadas como operaciones espurias que incluso lo beneficiaron al realzarlo como el principal antagonista del ex presidente Néstor Kirchner, un rol que excede con amplitud sus capacidades diferentes. Pero concluido el escrutinio, los duros hechos siguen estando donde estaban y hay más motivos que nunca para profundizar la investigación, ahora que el gran triunfador del domingo pasado se apresta a avanzar, con la tutela del ex senador Eduardo Duhalde, sobre el principal partido político argentino y hacia la gobernación de su provincia más extensa y poblada. Otro tema es que haya magistrados dispuestos a hacerlo. A través del detenido Roberto Segovia primero, al que le prestó su abogado corporativo Mariano Cúneo Libarona, en nombre propio después, con su honorable abogado Alejandro Carrió, De Narváez recusó al juez que investiga su relación con el principal traficante clandestino de efedrina. Si la causa recayera en un magistrado más respetable sus expectativas serían oscuras, porque lo que no ha podido negar son los cuatro llamados que se hicieron desde uno de sus teléfonos a Segovia.
El accidente de LAPA

El informe 06/2008 del Fincen fue dirigido el año pasado a la UIF argentina, que estaba investigando operaciones sospechosas realizadas por el socio principal de Francisco de Narváez, Gustavo Andrés Deutsch, como presidente de la quebrada empresa aerocomercial Líneas Aéreas Privadas (LAPA). De Narváez fue miembro del directorio de la compañía, uno de cuyos aviones se estrelló al fallar el decolaje desde el aeropuerto Newbery el 31 de agosto de 1999. El padre de Deutsch, Federico, y el abuelo de De Narváez, Carlos Steuer, llegaron juntos de Checoslovaquia y fueron socios en Casa Tía. Sus respectivos herederos extendieron la relación a LAPA, fundada por Deutsch, quien era piloto y apasionado de la aviación. Luego del accidente De Narváez fue procesado por la justicia, pero luego se le dictó la falta de mérito y fue sobreseído. Su defensor es Roberto José María Durrieu, viceministro de justicia del dictador Jorge Videla y fiscal de Estado en la provincia de Buenos Aires. Durrieu es también abogado del diario La Nación. En su declaración indagatoria ante el juez federal Gustavo Literas el 26 de junio de 2000, De Narváez explicó que entre sus funciones no figuraba la selección ni el entrenamiento de los pilotos, por lo que no podía atribuírsele una responsabilidad objetiva en el accidente. Agregó que sólo se encargaba de prestar “asesoramiento en cuestiones de estrategia de la compañía y de la estructura de financiamiento”. Por ello, en diciembre de 2000 Literas le dictó la falta de mérito y en diciembre de 2002 el juez federal Sergio Torres lo sobreseyó, dado que sólo era un “director de sillón”, con tareas de asesoramiento financiero. Con toda claridad esto implica que De Narváez sí tiene responsabilidad en las operaciones financieras de LAPA. Además, derivan de ellas beneficios específicos para el reelecto diputado bonaerense, que fueron informados por el órgano estadounidense de prevención y persecución del lavado de dinero.
Las operaciones sospechosas

El Tesoro estadounidense mencionó dos reportes de actividad sospechosa que conciernen a Deutsch y LAPA, uno de los cuales involucra también a De Narváez. El primero fue presentado por el Citibank de Nueva York y se refiere a un cliente identificado sólo con el nombre Patán. Dice que entre enero y marzo de 1999 recibió cinco transferencias por 209.400 dólares y realizó una sexta por 535.000 dólares. El Fincen sostiene que “uno de los firmantes” de la cuenta Patán es Andy Deutsch, lo cual supone que hay otros, que el organismo no menciona. La segunda operación sospechosa fue informada por el JP Morgan de Nueva York. Se trata de una transferencia por 18.390.000 dólares realizada el 22 de febrero de 2002 desde el Banco Comercial SA al Northern Trust Internacional Banking Corporation, a favor de Merrill Lynch Pierce Fenner, “para beneficio final de Gustavo Andrés Deutsch, Francisco de Narváez Steuer, Bernard Marie Louis Dunand o Eric Reiss”. Dunand fue presidente de Carrefour en Francia, México y la Argentina y Reiss su gerente financiero y también ex vicepresidente de Casa Tía. Estas transferencias forman parte de un intrincado laberinto de compañías que poseen a otras compañías que contratan unas con otras, hasta que se pierden las pistas sobre la verdadera propiedad y se diluyen las responsabilidades, comerciales y penales. Lo mismo ocurre en el grupo de compañías formadas por la Sociedad Rural y De Narváez para la administración del predio de Palermo, cedido a precio vil por el ex presidente Carlos Menem y su ministro de Economía Domingo Cavallo. El Tesoro de Washington informó una tercera operación sospechosa: entre diciembre de 2002 y abril de 2003 alguien identificado como Gristavo Andrew Deutsch (sic) efectuó seis transferencias electrónicas a varias empresas. Desde enero de 2005 hasta mayo de 2006 realizó otras seis transferencias por 209.500 dólares desde su cuenta personal. Tres de ellas se enviaron a Walmont SA, sin un propósito comercial aparente. El Fincen observó que “pese a que el nombre tiene un gran parecido, la fecha de nacimiento de Gristavo Andrew Deutsch no coincide con la de Gustavo Andrés Deutsch”. Walmont SA es una sociedad constituida en 1997 en Buenos Aires, de la que Deutsch es presidente y también el único firmante de su cuenta en el Citibank. Su domicilio es el mismo de Deutsch. Según las actas de directorio de LAPA, Walmont es su accionista principal. El Fincen detalla que el 99,05 por ciento de las acciones de LAPA pertenecen a Walmont y el 0,95 por ciento a Deutsch. Es decir, se trata de una sociedad de cómodo, como las descriptas por el ex inspector general de Justicia Ricardo Nissen como instrumentos de fraude.
Veinte palos verdes cash

También los síndicos de la quiebra de LAPA, el estudio Oliveto-Paparatto & Asociados, denunciaron una operación sospechosa de Deutsch y del miembro del Consejo de Vigilancia de LAPA, Eduardo Daniel Becher. El contador Becher es columnista habitual en el diario El Cronista, que posee De Narváez, y director de BDO Becher Lichtenstein & Asociados, filial argentina de una organización mundial de servicios de auditoría, impuestos y consultoría profesional. La investigación de la UIF estableció que como resultado de transacciones realizadas con una empresa del paraíso fiscal de Bahamas ingresaron a la caja de LAPA veinte millones de dólares en efectivo, lo cual contradice los requisitos legales que exigen la intervención de una entidad bancaria. Además, LAPA adquirió bienes pagados por otra empresa de un paraíso fiscal, en Tortola, capital de las Islas Vírgenes Británicas.

En noviembre de 1999, Deutsch informó al directorio que como accionista de LAPA había pagado 18 millones de dólares a Dassault Falcon Jet Co, por la compra de una aeronave Falcon Jet 900. Ese pago constituiría un aporte suyo irrevocable a LAPA. Pero los contadores establecieron que en realidad el pago lo había realizado Timberhill Trading Inc. de Tortola. Ese contrato fue rescindido al mes siguiente de firmado y el directorio autorizó que los 18 millones de dólares fueran restituidos a Deutsch para abonar los anticipos por la compra de seis máquinas al fabricante de aviones The Boeing Co. En marzo de 2000, ese compromiso de aporte fue cedido a la sociedad Walmont SA, que se comprometió a pagar a Boeing por la compra de seis aeronaves del modelo 737-700. Pero en junio LAPA cedió los derechos y obligaciones de ese contrato a la firma de Nassau, Bahamas, Findmore Enterprises. Esa empresa, constituida con un capital de 10.000 dólares, pagó por la cesión 20 millones de dólares. La condición del convenio, que Deutsch describió ante el directorio como muy ventajosa, era que Boeing aceptara la cesión. En caso contrario, LAPA no debería reintegrar el pago a Findmore. En diciembre de 2000, Deutsch informó al directorio que había efectuado

nuevos anticipos a Boeing por 11.151.713 pesos, que también constituían aportes irrevocables del presidente. Boeing no aceptó la cesión del contrato a Findmore y los 20 millones de dólares ingresaron en efectivo a LAPA como una utilidad extraordinaria. LAPA renegoció entonces el convenio con Boeing, reduciendo la compra de seis a cuatro aeronaves y Boeing se comprometió a restituir a LAPA una suma que el acta 393 del directorio menciona con un llamativo error. En números dice 21.552.638,83 pesos y la aclaración en letras veinte millones ciento dieciséis mil ciento setenta y seis. Oliveto y Paparatto & Asociados informaron a la UIF que la realidad no era la que surgía de las actas y de la contabilidad y que no había comprobantes que avalaran los asientos contables. (Lo mismo ocurre con la investigación de la AFIP sobre el patrimonio de Francisco de Narváez.) Entre 1998 y 2001 LAPA padeció grandes pérdidas, los registros contables se realizaron con atrasos sistemáticos, los asientos contables no contaron con comprobantes y los accionistas realizaron aportes muy significativos. En las actas de directorio figuran como realizados por Deutsch pero los pagos los hizo la misteriosa empresa de Bahamas. El libro diario de LAPA tiene hojas móviles y no está rubricado, con lo que no permite reconstruir los movimientos contables. Todas las sociedades en las que participa De Narváez siguen la misma pauta impugnada por Nissen. Los analistas de la UIF destacan la “directa vinculación” con Deutsch de Walmont, Timberhill Trading Inc. y Findmore Enterprises y que las transferencias efectuadas desde paraísos fiscales carecen de todo fundamento. “Los fondos tendrían que haber sido otorgados por Deutsch a LAPA (aporte irrevocable) y esta última es quien tendría que haber realizado las transferencias” por el pago de los aviones. En este juego de espejos, el socio principal se relaciona consigo mismo a través de distintas sociedad controladas o vinculadas. La investigación de la UIF se realizó entre abril de 2006 y abril de 2008, mucho antes de que De Narváez constituyera alguna preocupación para el gobierno nacional y que hasta Maurizio Macri se asombrara por su prodigalidad para volcar fondos de origen desconocido en los avisos de la campaña más costosa que se recuerde, que De Narváez con plena sinceridad llama “comerciales”. Por considerar que se había cometido un delito, la UIF dio traslado al Fiscal General Raúl Plee, a cargo de la Unidad Fiscal para la Investigación de los Delitos de Lavado de Dinero y Financiamiento del Terrorismo, quien el 2 de octubre de 2008 presentó la denuncia a la Justicia que es instruida en el juzgado federal 9 a cargo del juez subrogante Octavio Aráoz de Lamadrid e interviene el fiscal Oscar Amirante.

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jueves, 2 de julio de 2009

YA EMPEZÓ LA ERA DEL HIELO DE NARVÁEZ DESPIDIENDO GENTE DEL CRONISTA COMERCIAL


DE NARVÁEZ, QUE TODAVÍA NO ASUMIÓ, SE CREE EL EMPERADOR DE ARGENTINA, Y MANTIENE A SUS TRABAJADORES DEL CRONISTA COMERCIAL Y DE CITRÍCOLA AYUÍ EN CONDICIONES DE SEMI-ESCLAVITUD. LEA CÓMO SE DESHIZO DE 5000 EMPLEADOS COMO SI NADA. ES UN SENSIBLE.

02-07-2009
Paro y protestas en El Cronista por un “despido salvaje”
Los trabajadores del diario de Francisco de Narváez realizan una huelga por tiempo indeterminado en busca de la restitución de un empleado administrativo. “Le inventaron dos inconductas que son completamente truchas y lo único que pretenden es echarlo sin pagarle un peso porque lleva 25 años en la empresa”, dijo a P&M Leonardo Villafae, editor de El Cronista.com y miembro de la comisión interna.

Los trabajadores del diario El Cronista Comercial realizan un paro por tiempo indeterminado y recurrirán mañana al mediodía al Ministerio de Trabajo a partir del “despido salvaje” de Leonardo Simone, un empleado administrativo con más de 20 años de antigüedad en la empresa.

El marco en que se realizó el despido es por demás extraño. En el diario se mantiene una dura disputa salarial, que en abril logró un aumento de 250 pesos, por la que Simone “fue objeto de amenazas e intimidaciones por un gerente de la empresa, por la participación de él y de sus compañeros de sección en las asambleas que se realizaron para reclamar el último aumento”, señaló un comunicado, que definió la situación como una “persecución sindical”.

“Conectamos una cosa con la otra”, explicó a Política&Medios Leonardo Villafañe, editor de El Cronista.com y miembro de la comisión interna. “El Cronista se ha caracterizado por un clima super fraterno, tranquilo. Pero la empresa intenta por todos los medios de destruir eso, lo considera como algo malo, quiere que haya un régimen semi-esclavo. Es una locura”.

El diputado electo Francisco de Narváez es dueño de El Cronista Comercial, al igual que accionista de América TV, AN 24 y radio La Red, donde también se realiza un paro por el despido de 6 empleados. Para colmo, la fría actitud que tomó “el Colorado” en Casa Tía, donde dejó sin empleo a 3.500 trabajadores, no es muy alentadora para el personal de estos medios.

Según una nota de Horacio Verbitsky en Página12, De Narváez explicó a una estudiante de Harvard que “la mayoría de la gente que despedí tiene más de 25 años de experiencia en Tía; en conjunto me deshice de 5.000 años de experiencia”.

“Despedí a todos, desde cajeros hasta asistentes de gerentes. Gente que en el pasado había dirigido la empresa y, ahora, si no estaban de acuerdo con una idea, no la llevaban a cabo. Fue una decisión difícil de tomar y aún vivo con eso. No tiene sentido pensar en forma justa. No hay justicia”, agregó.

Según cuentan los trabajadores del diario en su blog Cocodrilocolorado, “Leonardo es un trabajador de larga trayectoria dentro de El Cronista, reconocido y respetado por todos sus compañeros. Además de un legajo intachable, fue uno de los tres líderes que tuvo la famosa campaña de ayuda al comedor 'La Buena Voluntad' para chicos carenciados en Ciudad Oculta, que en el año 2003 obtuvo el primer puesto del premio Community Awards a la acción solidaria, organizado por el diario Financial Times”.

Villafañe explicó que, para despedir a su compañero con causa, “le inventaron dos inconductas que son completamente truchas, le atribuyen ejercer su tarea de abogado en horario de trabajo, pero no recibió siquiera un apercibimiento. También le inventan que habría suministrado información confidencial en un juicio laboral que se sigue contra la empresa, aunque la única prueba que tiene es un mail con información que es completamente irrelevante para el juicio laboral de un trabajador que estuvo 30 años en negro. Es una cosa ridícula y lo único que pretenden es echarlo sin pagarle un peso o en todo caso obligarlo a negociar la indemnización, porque lleva 25 años en la empresa”.

“Esto es absurdo y creó indignación entre los compañeros. Después de haber trabajado el domingo hasta las 4 de la mañana para cerrar el diario por las elecciones, el lunes nos encontramos con esta novedad”, señaló y ratificó la medida de fuerza.

“Seguimos de paro. El reflejo que eso tiene en el diario es bastante evidente. Un diario chiquito, hecho de cables, con prácticamente ninguna nota firmada, los suplementos que suelen tener ocho páginas tiene dos. Nuestros compañeros editores están sacando el diario pese a que son solidarios con nuestro reclamo, ya que no nos fijamos como objetivo impedir la salida del diario”, explicó Villafañe a P&M.

Al reclamo de incorporación de Simone, se suma el pedido de aumento salarial, que a partir de un acuerdo con el Ministerio de Trabajo se debería empezar a discutir este mes.

“La vamos a empezar igual, porque no queremos que la empresa nos corra la cancha. La situación económica y social es muy difícil, los salarios se siguen deteriorando y nos corresponde. Veremos como nos las arreglamos y vamos a discutir todo”, aseguró el periodista y aclaró que “ya están reflexionando, se dieron cuenta que esta vez se pasaron de la raya y tenemos que seguir ayudándolos a que vean como hacen para recapacitar por esta brutalidad que hicieron”.